sábado, 19 de mayo de 2012

4 consejos para desarrollar pensamiento crítico de los hijos ante las pantallas

Para muchos padres, los períodos de vacaciones implican un estrés adicional por las miles de horas que nuestros hijos pasan frente a la televisión, a internet y a los videojuegos. ¿Cómo podemos quitarnos el dolor de cabeza y descubrir el potencial que encierran estos medios tecnológicos? Sin duda, si vemos que las pantallas constituyen el medio perfecto para desarrollar el pensamiento crítico en nuestros hijos, hemos ganado la batalla, pues convertimos en aliadas a quienes antes eran nuestras enemigas.

¿Qué es pensar críticamente?

Es común escuchar frases como “fomentar el pensamiento crítico” o “es muy importante pensar críticamente”, pero ¿quiénes sabemos, realmente, en qué consiste esta habilidad? Algunos podemos pensar –no sin cierta aprensión- que se trata de juzgarlo todo y no estar de acuerdo con nada; sin embargo, el pensamiento crítico constituye una competencia esencial para nuestra vida, pues implica hacernos cargo de nuestro pensamiento, conocer nuestros propios procesos y tomar conciencia de cuál es mi manera de pensar y de aprender. Esta competencia es importante porque nos permite ser personas más creativas, autónomas y responsables en nuestra forma de pensar. Asimismo, nos prepara para enfrentar problemas nuevos, diseñar soluciones y ser versátiles para obtener y evaluar la información.

Si nos focalizamos ahora en el tema de las pantallas, la pregunta es: ¿cómo puedo yo desarrollar esta competencia en mis hijos? Partamos de la base de que si nosotros como padres no hemos desarrollado esta competencia, difícilmente podremos guiar a nuestros hijos hacia su aprendizaje, por lo tanto, todo lo que sugiramos ahora vale, también, para los padres. Veamos algunas destrezas involucradas en esta forma de pensamiento:

Destrezas del pensamiento crítico:

1.- Disposición a involucrarse: Cada vez que nuestros hijos enciendan un aparato tecnológico, ya sea el televisor, la consola, el computador o cualquier otro dispositivo, es importante que lo hagan con un propósito. Muchas veces, ellos no tienen claro ese propósito, por lo cual terminan encendiendo todas las pantallas “porque sí” o “porque estoy aburrid@”. Tener un propósito claro (ya sea chatear, buscar información sobre algo, subir fotos, ver videos, ver un programa de tv, etc.) de inmediato dispone al menor a involucrarse, es decir, a situarse desde un rol activo y no como un usuario pasivo sin capacidad de decisión respecto a los contenidos que observa. No se trata de imponerles “tareas académicas” a nuestros hijos, despreciando cualquier búsqueda ligada a la entretención. Aun cuando ellos quieran entretenerse o subir un comentario al muro de Facebook, el propósito debe ser claro para ellos, no sólo para nosotros como padres. Por lo tanto, preguntémosle a nuestros hijos para qué encendieron el computador o el televisor. Hagamos explícita la pregunta para que ellos la internalicen y sean conscientes del para qué cada vez que encienden la TV.

2.- Conocimientos previos: Cada vez que nos enfrentamos a la información que los medios nos ofrecen, se activan en nosotros un conjunto de saberes, aprendizajes y experiencias previas que estructuran nuestros esquemas cognoscitivos (los esquemas desde los cuales enfrentamos la realidad). Es el contenido de estos esquemas los que nos permiten establecer puentes entre lo nuevo y lo anterior. De este modo, es importante que como padres hagamos que nuestros hijos tomen conciencia respecto a cuáles son sus conocimientos previos a la hora de enfrentarse a un nuevo contenido digital. ¿Cómo lo hacemos? Antes de ver una película en familia, preguntémosle qué saben acerca del tema en cuestión; veamos noticias en internet y hagamos el mismo ejercicio; por ejemplo, leamos el título para que ellos hagan hipótesis de lectura y predigan de qué tratará una noticia. Veamos un video en youtube y por el solo título imaginen de qué trata. Cada vez que nuestros hijos hacen este ejercicio lo que están haciendo es activar sus esquemas cognoscitivos y estableciendo un puente activo con el contenido por conocer. La idea es que tanto padres como hijos nos hagamos conscientes de que nunca nos enfrentamos a una nueva información como tablas rasas, sino que construimos puentes con nuestros conocimientos anteriores.

3.- Destrezas preexistentes: Al igual que el punto anterior, conocer cuál es el repertorio de destrezas con el que yo cuento es fundamental para enfrentarse a un nuevo proceso y aprender de ello. Situémonos en el vasto mundo de los videojuegos. Si sus hijos son usuarios de videojuegos, antes de que comiencen a jugar, hágalos reflexionar sobre cuáles son sus fortalezas personales, qué tipo de operaciones son capaces de realizar en cuanto a velocidad, precisión, estrategia, entre otras. La idea es que enfrenten el juego siendo conocedores de sus habilidades personales y asumiéndolas como las fortalezas que les permiten avanzar. Así verán que estas destrezas preexistentes son funcionales o necesarias para un nuevo aprendizaje.

4.- Características contextuales: ¿Se ha preguntado alguna vez cuánto influye el lenguaje, el manejo de vocabulario, la complejidad de los enunciados o la solidez de una redacción para que sus hijos se enfrenten a un nuevo proceso de aprendizaje? Todos estos aspectos constituyen lo que se conoce como “características contextuales” y juegan un rol clave a la hora de aprender. Le sugerimos que cuando sus hijos estén mirando un programa de tv., pregúnteles directamente acerca de cómo es el lenguaje que se utiliza: ¿Es complejo, es simple? En cuanto al vocabulario: ¿Hay alguna palabra que no conozcan o todos son conceptos conocidos? Haga que sus hijos tomen conciencia de cómo es su propio repertorio lingüístico y cuáles son los límites de su vocabulario, pues de seguro que estas restricciones afectarán su comprensión cabal. Esta tarea la puede aplicar con cualquier pantalla (no necesita sólo libros o enciclopedias físicas). Sus hijos sí pueden tomar conciencia de la calidad de una redacción digitalt y, al hacerlo, estará evaluándola. Si el contenido es en inglés, por ejemplo, al jugar un videojuego, aproveche de preguntarle qué nuevos términos aparecen y así aprovechará que incremente su léxico en una segunda lengua.

Como ve, se trata de pequeños ejercicios que podemos desarrollar con nuestros hijos y para ello no necesita desenchufar la televisión, sino al contrario, sentarse con ellos y empezar a modelar una competencia que convertirá a sus hijos en pensadores sólidos, autónomos y creativos. Publicado por E-magister

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